Las murallas que rodean la ciudad de Dubrovnik nos hacen sentir como si viviéramos en tiempos pasados, en una ciudad amurallada que rebosa de esplendor.
Las murallas de Dubrovnik
Al comenzar el itinerario de esta visita, la cual os recomiendo empezarla por la izquierda, nos encontraremos con una fachada marítima y desde ese punto es de impresionante la perspectiva de la Placa.
La primera torre cuadrada con que nos topamos forma parte del conjunto de doce torres que se añadieron en el s.XIV.
La primera que da al mar es la torre Bokar (Siglo XV) que permitía vigilar el acceso occidental y la Puerta Pile. Constituye junto a los fuertes de San Juan y Revelin y a la torre Minceta los cuatro sitios clave en la defensa de la ciudad.
Hacia el sur las murallas son más finas que las interiores, sin embargo la defensa se apoyaba entre las atalayas, las troneras y los 120 cañones que defendían a la ciudad de los atacantes.
Luego, tras pasar el bastión Mrtvo Zvono, podemos avistar el islote de Lokrum y la parte más antigua de la ciudad, con sus bonitas callejuelas con edificios de desordenada arquitectura y la estatua de San Blas.
Acto seguido, llegaremos al fuerte de San Juan desde el que se vigilaba la entrada de la bahía junto a la torre de San Lucas, que se encuentra al otro extremo.
La zona norte de la muralla es mucho más ancha que el resto y es por donde se vivían los ataques más peligrosos. En esta zona defensiva sobresale la imponente torre Minceta, que es la más alta de todas las torres de las murallas de Dubrovnik. Desde su azotea se disfrutan de unas excelentes vistas panorámicas y los tejados rojos de la ciudad.