Muy cerca del castillo de San Jorge encontramos la Catedral de Lisboa, que bien merece la pena una visita.
Se erigió la misma durante el siglo XII, imprimiéndole a su arquitectura un estilo románico, si bien la Catedral de Lisboa ha sufrido algún cambio y modificación a lo largo de su historia, conservando este estilo en su mayoría con algún toque árabe en su arquitectura.
Los lisboetas la conocen popularmente por la Sé de Lisboa, y la denominación real es la de Santa María Maior.
Destaca por encima del resto de ella su hermoso claustro, que recuerda al del Monasterio de los Jerónimos aunque es algo menor a este.
Otro atractivo de la Catedral es su colorido rosetón y el tesoro histórico que se guarda en su interior, con una colección de objetos antiguos, como ropas de época, y diferentes joyas, así como otras reliquias.
La entrada a la catedral es gratuita, aunque si que hay que pagar para subir a la parte superior a ver el tesoro y para acceder al claustro.