La historia de Dubrovnik o Ragusa, como también se llama esta preciosa ciudad, nace fruto de la unión de dos pueblos, como consecuencia de una evolución de un pueblo llamado Ragusa, antigua Epidauro de origen griego, que fue creciendo progresivamente, y de Dubrava, término croata que significa “robledal”, que se asentaba en una colina cercana.
Historia de Dubrovnik
Debido al crecimiento de ambas y en gran medida a la amenaza árabe, estos pueblos se fundieron en una pequeña ciudad y la fortificaron fuertemente para una mejor defensa, y conservo el nombre de Ragusa hasta que en 1909 tomo también el nombre de Dubrovnik, por el cual es hoy mundialmente conocida.
La ciudad prospero de manera rápida gracias a su fuerte vocación comercial, lo que hizo que se interesaran por ella los árabes y la atacarán. Al mismo tiempo, la misma iba adquiriendo un carácter cada vez más croata.
Poco a poco Ragusa se erigió en la ciudad con mayor importancia de Dalmacia y formo una república independiente que dirigían las grandes familias aristocráticas. Llego a ser una república floreciente y tras una época dorada de más de tres siglos, todo ello se desmorono a causa de un gran terremoto que asolo Dubrovnik a finales del siglo XVII.
La ciudad se reconstruyo por completo, solo resistieron al terremoto las murallas y algún palacio, y debido a la nueva organización se llevo a cabo una metódica reconstrucción basada en el estilo barroco de la época, que consiguió de esta manera una sorprendente uniformidad arquitectónica.
La guerra de los Balcanes, en pleno siglo XX, golpeo de nuevo Dubrovnik a principios de los 90, y una vez más, sus gentes volvieron a reconstruirla para que la ciudad, en una auténtica lección de supervivencia, volviera a ser lo que siempre había sido: la fabulosa “Perla del Adriático”.