Uno de los lugares más especiales y bellos de Ámsterdam es el patio de Begijnhof.
El patio de Begijnhof
Este hermoso rincón de la ciudad es una deliciosa sorpresa para el viajero, que de repente se encuentra en un remanso de paz en el corazón de la misma. Aquí, uno escapa por unos minutos del bullicio y ajetreo cosmopolita de Ámsterdam, y disfruta de la belleza y la tranquilidad que se respira en este precioso enclave.
El patio de Begjinhof es una reliquia de la época católica, que servía de refugio en el siglo XIV para las mujeres católicas y muy piadosas, que se denominaban las Begijnen, y que llevaban una vida algo menos austera que las monjas, y se dedicaban a cuidar a los pobres y a los enfermos.
En torno al patio central se agrupan la mayor parte de las bonitas y antiguas casas, que datan de los siglos XVI, XVII y XVIII, ya que de las originales edificaciones de madera tan sólo queda una, la Houten Huis que es una de las escasas casas de madera que se conservan en la ciudad, y que fue construida sobre el año 1425.
En el Begjinhof se encuentra además una iglesia levantada a principios del siglo XV, y era el templo donde acudían las Begijnen a rendir culto, hasta que se produjo un motín protestante en 1578. Hoy ya no quedan este tipo de mujeres por aquí, si bien en la mayoría de las casas viven mujeres mayores con ingresos bajos.
Su entrada principal está cerca de la comercial calle de Kalverstraat, y se accede al Begijnhof tras cruzar un pequeño arco, o también podemos acceder a través del Ámsterdam Historisch Museum.
No es posible entrar después del atardecer, y cabe recordar que es un lugar donde es necesario no hacer mucho ruido ni molestar en ningún momento del día. Sin duda alguna, es imprescindible visitar y disfrutar de su visita.
