Auténtica joya arquitectónica de monumental grandeza, la Basílica de Santa María la Mayor domina el monte Esquilino.
Basílica de Santa María la Mayor
Situada en la plaza del Esquilino, Santa María Maggiore como se llama en italiano, es una de las cuatro mayores basílicas de Roma. Y según la leyenda, fue la propia virgen, quién indicó en sueños al Papa Liberio hacia el año 356, donde ubicar la iglesia, cuando tras producirse una inusual nevada en una noche de Agosto, dijo que se consagrara ese lugar, por lo que también se la conoce como Nuestra señora de las nieves.
Presenta una fachada barroca bellamente decorada con una loggia, y cuenta con un gran campanario renacentista o campanile, que es el más alto de la ciudad, con 75 metros. Bajo su pórtico del siglo XII, se situó la estatua de bronce de Felipe IV de España, quién ejerció de mecenas de la basílica.
A la izquierda del pórtico hay una escalera que lleva a la loggia, donde se encuentran los hermosos mosaicos que se antojan imprescindibles de disfrutar. Desde la loggia se dirigieron los Papas a la multitud durante años, con su bendición urbi et orbi.
En su interior, podemos encontrar a lo largo de la nave central distintos paneles de mosaicos, que datan del siglo V, y que representan diferentes escenas del antiguo testamento. En el arco triunfal, también vemos mosaicos con clara influencia bizantina, además de cerca del altar y en el ábside.
El techo de la Basílica de Santa María la Mayor esta decorado con el primer oro que llegó de América. Cuenta con varias capillas de gran belleza, como la capilla Sixtina y la capilla Paulina, entre otras.
Todo en ella es majestuoso, rebosa arte y belleza en todos sus rincones, por lo que debo recomendaros su visita.