En las murallas aurelianas encontramos varias puertas que daban acceso a Roma, la mayor de ellas y más espectacular es la Puerta Appia San Sebastián.
La Puerta Appia San Sebastián
Se levantó en torno al año 280 por orden del emperador Aureliano con el nombre de Puerta Appia, debido a la gran arteria de comunicación en la que se encontraba.
Tras varios nombres, se quedo con el nombre de Puerta de San Sebastián, recordando de esta manera a este mártir cristiano, que fue sepultado en la basílica del mismo nombre que se encuentra muy próxima.
Su aspecto actual es fruto de continuas transformaciones arquitectónicas, que se han llevado a cabo a lo largo de varios siglos. Originalmente su estructura contaba con una abertura con dos arcadas, sobre las que se disponían algunos ventanales en forma de arco, y a los lados dos grandes torres semicilíndricas.
La puerta marcaba el nacimiento del recorrido suburbano de la vía Appia, y es la más monumental de la muralla Aureliana. La construcción tal y como la vemos actualmente, se compone por dos grandes torres y el cuerpo principal que se levanta sobre el arco.
La Puerta de San Sebastián se halla precedida por el arco de Druso, que formaba parte del acueducto que conducía el agua hasta las Termas de Caracalla. En las torres se encuentra el Museo de las Murallas, donde se explica como se construyeron las mismas.
Llaman la atención algunas centenarias inscripciones que aún se pueden observar, como una medieval y una del Arcángel Miguel. Desde aquí, si se tienen ganas de andar, se puede dar un paseo por la Vía Appia Antica aunque algo peligroso debido al tráfico, hasta la ermita de Quo Vadis o hasta las Catacumbas de San Sebastián.