Las catacumbas son galerías subterráneas que se usaron en la Roma antigua, para enterrar a los muertos.
Las Catacumbas
Primero fueron usadas por hebreos, pero su mayor uso y auge fue el que le dieron los cristianos, como lugar donde dar sepultura a todos los difuntos, incluso a los difuntos indigentes que no tenían dinero para pagarse una tumba acababan descansando en las catacumbas romanas.
Las excavaciones en roca provienen de costumbres que tenían ya en Palestina, y en Roma se adquirió construyéndose catacumbas hasta el siglo IV. Los cristianos enterraban en ellas a sus muertos, ya que no compartían la incineración pagana y preferían la inhumación, como acto de respeto al cuerpo que esta esperando la resurrección.
También se celebraban ritos funerales, además de aniversarios de los mártires y demás difuntos. Gracias a su disposición de galerías en varios pisos, se podía enterrar a un gran número de difuntos, y es por ello que también tuvieran cabida las personas más pobres junto a sus hermanos de fe.
Las catacumbas se construyeron a las afueras de la ciudad, porque los romanos no dejaban que hubiera cementerios en el interior de ésta. Y aunque no se sabe que número de cristianos se encuentran enterrados en ellas, se estima que hay gran cantidad de ellos. En su interior, se puede encontrar referencias a los dogmas de la fe católica y símbolos cristianos.
En ocasiones, se usaron como refugio durante las persecuciones que sufrieron los cristianos, aunque solo de manera breve y muy pocas personas debido al reducido espacio de las galerías, y al aire contaminado que se respiraba.
Las catacumbas solían tomar el nombre de algún santo que se hallaba enterrado en ella. Entre las más importantes, encontramos las de San Calixto, San Sebastián, Priscila o San Pancracio y muchas otras hasta llegar a las casi setenta que se conocen actualmente.