Seguramente sea uno de los lugares más atractivos de la ciudad, me refiero al jardín Majorelle.
Jardín Majorelle de Marrakech
Lo construyó a principios del siglo XX Jacques Majorelle, pintor francés que residió en Marrakech durante cuarenta años. Todo surgió a raíz de comprar una finca que bordeaba un palmeral, que tras levantar en la misma su casa estilo Art Déco, se dedico a crear poco a poco un jardín botánico alrededor de su morada.
La hermosura de su esplendor salta a la vista al pasear entre palmeras, distintos tipos de cactus, plantas de bambú, además de encontrarnos con estanques que habitan llamativos nenúfares. También se hallan en el jardín Majorelle multitud de diferentes especies vegetales, llevadas de los cinco continentes, y en el se cobijan alrededor de veinte especies de aves autóctonas.
Sus puertas se abrieron al público a mediados del siglo pasado, que acude a disfrutar del frescor que se siente cuando visitamos este magnífico lugar. Además de los encantos del propio jardín Majorelle, se puede visitar el Museo de Arte Islámico que se encuentra dentro del mismo.
Llama la atención la predominancia del bonito color azul de la casa y de las macetas de muchas de las plantas, que se denomina azul mayorelle, y que le da un toque especial al conjunto. Al morir el pintor pasó a manos de Yves Saint Laurent, que siguió aumentando la extensa colección de plantas, que incluyen jazmines, bougainvilleas, nympheas, y muchas más.
Es necesario pagar entrada para acceder al jardín Majorelle y al museo. Su visita se antoja imprescindible, por su belleza, encanto y frescura.