El Palatino es otro de los sitios mágicos de Roma, y conserva los recuerdos más ancestrales de la metrópoli.
El Palatino
El Palatino de Roma es seguramente la colina más famosa de Roma, y en ella se asentaron los primeros habitantes que poblaron este lugar, mil años antes de Cristo aproximadamente. Por ello, también se le conoce como la cuna de Roma. Según la tradición, hacia el año 750 a.C Rómulo y Remo fundaron en este emplazamiento la Roma quadrata.
También cuenta la leyenda, que es en el Palatino donde se encontraba la cueva de la loba, denominada Lupercal, donde se amamantó a los gemelos fundadores de Roma, Rómulo y Remo.
Es un paraje con extensiones de césped y grandes pinos, que durante la República se convirtió en el barrio donde residía la clase dirigente romana y los ricos. Ya en la época imperial, paso a ser la residencia oficial de los emperadores desde que lo hiciera el emperador Augusto, quién quiso manifestar así la relación entre el emperador y el fundador de la ciudad, Rómulo, además de la ascendencia divina de ambos. En el Palatino tuvieron también su morada Tiberio, Nerón y los Flavios entre otros.
En esa época, el término palatium acabo designando tanto a la colina como al palacio del emperador. Este vocablo se extendió a otras lenguas europeas.
Debido a que se ubicó allí la clase política, se lleno el lugar de palacios y domus, que eran las viviendas unifamiliares romanas, de familias con cierto poder económico. Entre las domus más destacadas del Palatino, está la Domus Tiberiana, que fue el primer auténtico palacio imperial.
Además esta la Domus Flavia, que fue residencia oficial y pública de los emperadores, y la Domus Augustana que era la residencia privada del emperador. Por otro lado esta el gran estadio del Palatino en forma de circo, que estaba rodeado por un pórtico de dos pisos. Lo mando construir Domiciano y estaba concebido para celebrar en él distintas competiciones y fiestas.
Otros restos arqueológicos de interés son el Templo de Cibeles, del que se conserva su podio, o la importante casa de Livia, claro ejemplo de una rica residencia romana. También merece la pena ver lo que queda de los jardines Farnesianos y el Criptopórtico, que era una galería que recorría un lateral del palacio de Tiberio.
Es un privilegio poder andar por donde estaba emplazada la residencia imperial, y sobre todo porque es aquí donde nació Roma.