La Plaza del Campidoglio o del Capitolio es la primera plaza moderna de Roma, que se diseño a modo de una gran terraza sobre la ciudad.
Plaza del Campidoglio
Se halla situada en la colina del Campidoglio o Capitolio, de donde toma su nombre, que es la más pequeña de las siete colinas de la ciudad. En este enclave se erigieron en la Roma clásica importantes templos romanos, se investía a los cónsules, y culminaban las marchas triunfales de los emperadores victoriosos.
En la cima sur de la colina, se levantó el templo de Júpiter Capitolino, el mayor de Roma. A parte del papel religioso del lugar, también destacó como centro del poder político, y en el Capitolio se guardaban parte de los archivos del estado en el Tabularium, cuya fachada domina el Foro.
Con el paso del tiempo el Capitolio se dejo en el abandono, y la Plaza del Campidoglio se convirtió en lugar de pasto para las cabras. En la visita de Carlos V a Roma, el emperador y su séquito bordearon la plaza por al mal aspecto que presentaba. Este acto tan deshonroso provoco que el papa Pablo III encargara a Miguel Ángel la reconstrucción de la Plaza del Campidoglio, para que fuera digna de la capital del papado.
Se proyecto la misma, reformándola de manera completa y dándole una nueva orientación hacia la Basílica de San Pedro, en lugar de hacia el Foro como anteriormente. A la muerte del gran Miguel Ángel, las obras continuaron dando lugar a una magnífica plaza con tres palacios a su alrededor, como son el Palacio Senatorio, el rediseñado Palacio de los Conservadores y el Palacio Nuevo.
Las fachadas de éstos no respetaron totalmente el proyecto original, pero se consiguió dar una imagen de unidad arquitectónica gracias a la colocación de unas colosales pilastras, que provocan una acción de movimiento a las fachadas y a las balaustradas, que se encuentran adornadas con bellas estatuas en sus cornisas.
En su centro se erige la estatua de bronce de Marco Aurelio y desde la bella plaza del Campidoglio, se tienen unas magníficas vistas de la Basílica de Santa María en Aracoeli y la preciosa escalera, denominada la cordonata, a través de la cual se ascendía a la plaza sin bajar de los caballos. Llaman la atención las grandes estatuas de los disocuros Castor y Polux, que se encuentran en la balaustrada.