Los Palacios Vaticanos incluyen distintos edificios, que se comenzaron a construir alrededor del patio del Papagayo.
Palacios Vaticanos
Se empezaron a construir a mediados del s. IX en la zona anexa a la gran basílica de San Pedro, y sirvieron como residencia fortificada junto a las murallas leoninas que mando levantar el papa León IV, por lo que se conoció a esta área como la ciudad leonina.
Se fueron construyendo varios edificios, y poco a poco se ampliaron en sucesivas ocasiones, ya que cada papa solía introducir nuevas dependencias. Los distintos proyectos fueron obra de los arquitectos Fontana, Rafael o Bramante.
Muchos de los palacios son por ejemplo el Palacio del Belvedere, la capilla Sixtina, las estancias de Rafael, los apartamentos Borgia, los aposentos de San Pío V, y otras estancias y galerías de diferente naturaleza.
Gran parte de estas estancias se encuentran abiertas al público, y otra parte importante de los Palacios Vaticanos se halla reservada al pontífice, además de para diferentes actos institucionales pontificios, como los despachos de la Curia. Durante la etapa del renacimiento, sirvieron a su vez de residencia de la corte papal.
Al complejo se accede mediante un gran pórtico, que se encuentra abriéndose paso en las murallas vaticanas. Y entre los diferentes edificios se encuentran diferentes patios y jardines, como el patio de la Piña, el patio de Belvedere, que estuvieron destinados como lugares donde llevar a cabo distintas celebraciones.
En las múltiples estancias podemos admirar bellos frescos y una cuidada decoración. Por último cabe destacar la residencia actual papal, desde la cual se asoma el papa los domingos a mediodía por una ventana, y bendice a los fieles que se reúnen en la plaza.